Las virtudes morales |
Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las potencias del ser humano para armonizarse con el amor divino. |
Una definicion mas clara:
Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones
estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que
regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta
según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y
gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso
es el que practica libremente el bien. Las virtudes morales
se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y
los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las
potencias del ser humano para armonizarse con el amor divino.
¿Cuáles y cuántas son? Son muchísimas: un horizonte inagotable. Cuando
Santo Tomás de Aquino estudia en la Suma de Teología
cincuenta y cuatro diversas virtudes no pretende abarcarlas todas. Es
un campo variado y fecundo en el que el alma
consagrada puede ir enriqueciendo su personalidad humana, y cristiana. Para
no perdernos en este trabajo puede ser útil centrar la
atención en las cuatro virtudes morales cardinales. En torno a
la prudencia, justicia, fortaleza y templanza, pueden de algún modo
ser reagrupadas todas las demás. En cuál de ellas conviene
insistir, y cómo hacerlo, depende de la situación personal de
cada formando. Baste aquí mencionar solamente algunas que parecen tener
una especial importancia en la preparación y en la vida
de un alma consagrada y apóstol.
La dimensión moral de la persona incluye la vivencia de las virtudes morales. Una virtud es un buen hábito. Una persona virtuosa es una persona buena, habitualmente buena, tiene costumbres buenas, se porta bien. Si las virtudes teologales tienen que ver con Dios directamente- son la fe, la esperanza, la caridad; las virtudes morales son formas de ser y vivir habitualmente bien, que forman la fisonomía de una persona buena, pero no tienen que ver directamente con Dios. Son virtudes humanas que componen lo que llamaríamos una buena y auténtica mujer. Si se quiere formar una personalidad íntegra, hay que trabajar en el cultivo y formación de estas virtudes.
El ser humano está regido, en su manera de actuar,
por principios básicos que le permiten obrar de manera adecuada con
inteligencia y razón. A ese conjunto de principios básicos se le llama
“virtudes morales” las cuales también se les denomina como “hábitos operativos
buenos”, es decir, actitudes por las cual el hombre actúa moralmente bien. Este
término no viene a referirse a una costumbre del hombre en sí, sino a una
cualidad que impulsa al hombre a actuar moralmente bien y alcanzar la
felicidad, que es su fin último.
Las
virtudes morales radican generalmente en la razón de la persona y por lo tanto
también en su capacidad interna de voluntad y afectividad y dirigiéndose así
mismo hacia la educación de la libertad.
Las
virtudes morales poseen fines u objetivos
que son las diversas clases de obras buenas, necesarias o convenientes que el
hombre debe realizar para alcanzar su perfección como persona. Por lo tanto, la
importancia de esas virtudes morales en el accionar de las personas radica en
que así como los bienes que el hombre debe amar son múltiples, así lo son
también las virtudes. Es decir, para muchas formas de obrar existen diferentes
virtudes que deben ser puestas en práctica para lograr la perfección en la
persona.
Ahora
bien, estas virtudes morales encuentra su base en cuatro virtudes cardinales
que son: la prudencia, la justicia, la fortaleza y templanza, de las cuales
dependen muchas otras virtudes particulares y que son las que orientan a las
personas a actuar con mucho bien.
La primera virtud cardinal es la
Prudencia.
La prudencia nos ayuda a hacer una elección cuando en las
circunstancias no entendemos cual es el bien.
La segunda la justicia,
es la
que nos permite ser constantes en la voluntad de Dios y dar a cada parte lo que
le corresponde.
La tercera la fortaleza,
es la que nos asegura en las
dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. En otras
palabras, la fortaleza nos hace capaz de vencer el temor e incluso hasta la
muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones.
Y la cuarta y
última, la templanza. ¿Qué es la templanza?
es la virtud moral que modera la atracción de los placeres
y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
Entonces
la pregunta principal seria ¿para qué son necesarias las virtudes morales? La
respuesta es la siguiente: para ganar dominio sobre las propias emociones y
hacer buen uso de la libertad y así acercarse directamente al buen actuar y a
su fin último que es la felicidad. Sin embargo, hay tres razones importantes
por las que una persona debe adquirir las virtudes morales. La primera, porque
la razón y la voluntad no siempre obraran recto en la persona. La razón puede
equivocarse al buscar la mejor acción y la voluntad puede querer bienes que no
están de acuerdo con la razón. La segunda, porque el pecado original introdujo
un desorden en la naturaleza humana, lo cual hace difícil que la razón conozca
la verdad, y que la voluntad sea dócil al obrar. Y tercero, las circunstancias
difíciles de la vida requieren de una respuesta concreta que a veces las reglas
generales no son capaces de cooperar para brindar esa respuesta. Por lo tanto,
las virtudes se encargar de guiar a las personas en la mejor elección en cada
situación que se presente.
El siguiente video nos deja una leccion de la applicacion de las virtudes morales en la vida real.
Excelente trabajo, muy buenos aportes, interesante y creativo.
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